Nuestra filosofía

EAST ISLAND es un laboratorio de ideas, proyectos, educación, información, arte, arquitectura, artesanía, fotografía y preservación de la biodiversidad. Un laboratorio para proyectar y realizar viviendas ecológicas y sostenibles. Espacios para vivir y disfrutar. La conservación de la naturaleza, del territorio, de la riqueza cultural y antropológica son el objeto de investigación.

Anupama Kundoo

“Diseñar espacios para habitar, en el sentido más amplio. Al igual que las abejas y las hormigas, los seres humanos necesitan protegerse del clima y un lugar donde realizar sus actividades. Así que para mí la arquitectura es una profesión muy básica, para proveer de refugio a las personas. Vivimos en un mundo donde la gente está aburrida, necesita siempre cosas nuevas y solo mira la superficie de los objetos, el color, la forma... Creo que el reto del diseño arquitectónico es crear espacios donde no hay nada. El espacio, que es más importante que los materiales, puede crear un estado de ánimo, una sensación de armonía. Influye en el comportamiento. Si vives en un espacio respetuoso, actuarás de manera respetuosa. Tiene ese poder y la arquitectura debería fomentar y estimular la buena vida. Construimos edificios, pero en realidad se construye vida”.

 

“Un buen diseño es invisible. No puedes explicar exactamente que es lo que lo hace bueno, lo sientes. Es como decir ‘la comida estaba increíble’, pero no por el perejil, la cúrcuma o el ajo, por todo… la síntesis es lo más importante. Uno de mis valores es pensar de una manera holística. La arquitectura es la ciencia o el arte que trata de la síntesis y la armonía de todas las cosas que la componen. Nuestros proyectos tienen que realizarse con todo el conocimiento del contexto social, político, económico y medioambiental. Solo así se podrán tomar las decisiones más adecuadas. Cuanto más informada, más valores reflejarás en tu trabajo. Vivimos en una sociedad con crisis económica y enormes problemas medioambientales y, sin embargo, muchos arquitectos huyen de esta realidad diseñando cosas superficiales sin tener en cuenta el contexto”.

 

“He rechazado algunos proyectos y hay clientes que me han rechazado. No hay que hacer cosas a la desesperada para no perder un cliente. Hasta ahora nunca he tenido que aceptar un trabajo que comprometiera mis valores o solo para conseguir dinero, ni siquiera cuando he tenido dificultades financieras. Cada cosa que uno hace crea un camino”.

¿Y cómo se puede aplicar esa belleza a la arquitectura?

“Si los arquitectos creamos un tipo de belleza en sentido profundo, podemos ayudar a sacar a las personas de la miseria. Si estás en un espacio bello puedes sentirlo automáticamente. Es poderoso, te mueve, no puedes dejar de notarlo o que no te importe. La belleza atrae al espíritu.”

“La belleza como una herramienta para acabar con la miseria”.

"En Japón, hasta las bolsas de basura se anudan con arte….".

Wabi-sabi, el término japonés que busca la belleza en la imperfección.

“El minimalismo sugiere que reconectemos con nosotros mismos, que seamos capaces de vincular nuestra felicidad a nuestro propio ser, y que esa felicidad no dependa de la tenencia desmesurada de cosas.

 

Somos la generación que mayor abundancia tiene a su alcance de la historia. Jamás tuvimos un acceso tan amplio a alimentos, prendas de vestir, productos de higiene, medios de transporte o viajes. Cualquier objeto ahora es más accesible para nosotros que siglos atrás.

 

Nunca tuvimos tantas cosas como en la actualidad; sin embargo, no vivimos una época de plenitud y felicidad Lo mismo ocurre con el acceso a la educación, sanidad, seguridad, o incluso la mejora en la esperanza de vida. Sabemos que somos afortunados y que nuestro presente es mucho mejor que en el pasado, pero también sentimos una gran sensación de soledad, vacío, insatisfacción y pérdida de intereses que hace que nos sintamos cada vez más perdidos.

 

La paradoja de miles de personas que habitan este planeta es que, a pesar de estar rodeados de objetos, no somos capaces de valorarlos y, lejos de percibir la abundancia de nuestra realidad, sentimos una gran sensación de deficiencia, basada en no tener suficiente nunca, no ser saciados jamás, en continuar corriendo en una competición donde siempre perdemos porque siempre nos falta algo: nunca estamos satisfechos.

 

Esta contradicción que vivimos actualmente, que nos lanza a un estilo de vida de compra compulsiva donde nuestro bienestar depende de comprar más, nos confunde y aleja de nuestra felicidad. Nos hemos alejado tanto de las pequeñas cosas, que caminamos a diario por arenas movedizas. Vivimos rodeados de todas las cosas que necesitamos, pero no lo sentimos ni percibimos así.

 

La compra genera en nosotros una descarga de felicidad a corto plazo, una sensación placentera y positiva que se diluye minutos después de finalizar esa nueva adquisición y que, en algunos casos, deja a muchas personas en banca
rota antes de apenas empezar el mes. Como cada vez estamos más perdidos, necesitamos esta descarga de felicidad a corto plazo, aunque sea para sentirnos satisfechos durante unos pocos minutos”.

Luis García Vagán “EL ARTE DE NO TENER PARA TENERLO TODO”

Minimalismo cálido

Sostenibilidad arquitectónica en Lajares, Fuerteventura